LA  CRIPTOZOOLOGÍA

En 1997 se publicó la novela Harry Potter y la piedra filosofal de J.K. Rowling,ambientada en los años 90 del siglo pasado, cuya trama se centra en la vida de un aprendiz de magia y hechicería llamado Harry Potter. Como parte de la trama, Harry Potter debe ir a estudiar magia y hechicería al colegio Howarts de magia y hechicería, que, en su programa educativo incorpora la materia de Cuidado de creaturas mágicas, impartida por Rubeus Hagrid y, en sustitución de este, en caso de ausencia, por Wilhelmina Grubby- Plank.

Hipogrifo Buckbeak

Pero, en la realidad y no gracias a la magia, sino a la tecnología, nosotros, como simples muggles, podemos estudiar la misma materia, a través del sitio web en línea del colegio Howarts, pero, no como una materia, sino como una pseudociencia. Una pseudociencia cuyo objeto de estudio son las creaturas cuya existencia es negada por la zoología común o que esta misma ha declarado como especies extintas y que se fundamenta en testimonios, literatura, folklore y sobre todo, en la mitología: la criptozoología.

Su nombre proviene del griego κρυπτος (que significa oculto o escondido) y ζωος (que significa animal). Fue acuñado en 1955 por el zoólogo alemán Bernard Heuvelmans, como parte de su libro Tras la pista de animales desconocidos, donde define la croptozoología como el estudio de especies animales de cuya existencia solo se tiene evidencia testimonial, circunstancial o bien, evidencia material considerada insuficiente y generadora de dudas razonables.     

Tras la pista de animales desconocidos es considerado una especie de biblia para los amantes y practicantes de esta pseudociéncia, quienes también lo consideran el génesis de la misma, a pesar de que el propio Bernard Heuvelmans afirma que la criptozoología se origina con el estudio del biólogo inglés Arthur Conelis que data de 1982 y que se titula La gran serpiente marina. Mismo trabajo en el que se basan otras obras sobre la materia y que establece, por primera vez a la serpiente marina como objeto de estudio, para lo cual acuña el nombre Crípdito.

Serpiente marina primer críptido en ser estudiado por la criptozoología

Durante mucho tiempo, los primeros criptozoologos contradijeron a Bernard Heuvelmans y no le dieron credibilidad, hasta que en la sexta década del siglo XX comenzaron a publicarse otros ensayos basados en La serpiente marina y como resultado, se aceptó que la criptozoología tuvo su origen en el siglo XIX. Ensayos como The Lungfish, the Dodo and the Unicorn de Willy Ley fueron traducidos a varios idiomas y al ser publicados, incrementaron la creencia de la existencia de seres como:

El pajaro Dodo o pajaro Bobo
El unicornio

La criptozoología se debe estudiar con rigor científico, pero a la vez con una actitud abierta, lo cual, suena contradictorio pero ayuda  desarrollar la práctica del escepticismo científico. También se debe estudiar tomando en cuenta el folklore, las tradiciones y los testimonios, pues todo ello contribuye a formar una descripción física fidedigna del criptido y a estudiar y de sus actitudes de manera más precisa.    

Según el criptozoologo español José Luis Barceló las leyendas también son una buena herramienta para el criptozoologo, pues, a pesar de estar rodeadas e impregnadas por un halo fantástico o inverosímil, las propias leyendas pueden encerrar un elemento de realidad que pueda guiar al investigador a analizar e investigar informes de avistamientos de lo que él llama animales extraños. Des pues de todo, algunas especies de animales reales que se creían extintos, se pueden ver y   suelen ser confundidas por figuras de ideario popular, lo cual, da origen a un sinnúmero de leyendas en torno a la propia especie; por ejemplo:

Durante años se creyó que el okapi (Okapia Jhonstoni) era una especie animal extinta, hasta que la investigadora Margaret Jhonston, estudiando varias leyendas propias de las tribus pigmeas africanas así como testimonios y logró encontrar especímenes vivos únicos en  1920. Los okapi estuvieron a punto de extinguirse durante el siglo XVIII y la misma extinción hizo que los pocos especímenes sobrevivientes trasladasen su hábitat natural a un lugar nuevo y más recóndito, donde solo algunas tribus pigmeas solían llegar y verlos. En la actualidad, el okapi es una especie en estado de conservación y es el símbolo de la Federación Internacional de Criptozoología.

Okapi

  Algunos de los criptidos más famosos son:

El kraken

Es una enorme y colosal criatura marina de la mitología nórdica descrita comúnmente como un tipo de pulpo, calamar gigante o medusa que, emergiendo de las profundidades, ataca barcos y devora a los marineros. El mito puede realmente haberse originado en avistamientos de calamares gigantes reales que ultimadamente tendrían de 33 a 45 metros de largo incluyendo los 8 brazos y 2 tentáculos.

Aunque el nombre kraken nunca aparece en las sagas noruegas, hay monstruos marinos similares, el hafgufa y lyngbakr, ambos descritos en la saga Örvar-Oddr y en los textos noruegos de 1250, Konungs skuggsjá. Carlos Linneo incluyó al kraken como cefalópodo con el nombre científico de Microcosmus en la primera edición de su Systema naturæ (1735), una clasificación taxonómica de organismos vivos, pero excluyó al animal en ediciones posteriores. El kraken también es extensivamente descrito por Erik Pontoppidan, obispo de Bergen, en su Historia Natural de Noruega (Copenhague, 1755). En su obra lo describe como animal marino perteneciente a la especie de los pólipos o estrellas marinas con la forma de ramas de árbol, llamándolo Cabeza de Medusa. Cuentos antiguos, incluyendo los de Pontoppidan, describen al kraken como un animal «del tamaño de una isla flotante» (se decía que el dorso de un Kraken adulto tenía una longitud de 2,4 kilómetros), cuyo verdadero peligro para los marineros no es la criatura misma, sino el remolino que crea después de sumergirse rápidamente en el océano. Sin embargo, Pontoppidan también describe el potencial destructivo de la gran bestia: «Se dice que si se aferra al mayor buque de guerra, podría tirar de él hasta el fondo del océano» (Sjögren, 1980). El kraken fue siempre distinto de las serpientes marinas, también comunes en la tradición escandinava (Jörmungandr por ejemplo).

Kraken atacando a la tripulación del Nautilus en la novela de Julio Verne 20,000 Leguas de Viaje Submarino

Según Pontoppidan, los pescadores noruegos a menudo corrían el riesgo de atrapar a los peces sobre el Kraken, cuando la pesca era tan buena. Si un pescador tenía una inusualmente buena pesca, uno le decía al otro, «Debes haber pescado sobre un Kraken». Si, por otra parte, el fruto de la pesca eran -en lugar de peces- los así llamados gigantopólipos resplandecientes, el fin de su vida estaba próximo, pues según la leyenda los mencionados pólipos habitan por toda la eternidad sobre el lomo del Kraken, siendo su función la de crear un espejismo celestial, una farsa destinada a las criaturas más torturadas del abismo las cuales, según la leyenda popular, tienen el rango suficiente de inteligencia como para sufrir el existencialismo: «Hartos del vagabundeo eterno por el inmenso tedio de la fauce marina, deseosos de la salvación y de la Himmelslicht, acuden como lanzas hacia la propia perdición» (Panorama Cultural, 1962). Así, todo pescador que ose interrumpir esta sentencia del determinismo caería en desgracia, siendo este el aspecto más negativo de pescar sobre un Kraken. Pontoppidan también alegó que el monstruo a veces es confundido con una isla, y que en algunos mapas se incluyen islas que solo a veces eran visibles e indicaban un Kraken. Pontoppidan también propone que un joven espécimen de un monstruo fue hallado muerto en tierra en Alstahaug (Bengt Sjögren, 1981).

Desde fines del siglo XVIII, el Kraken se ha representado en varias formas, principalmente como grandes criaturas similares a pulpos, y a menudo se ha afirmado que el Kraken de Pontoppidan podría haberse basado en observaciones de marineros de calamares gigantes. En las primeras descripciones, sin embargo, las criaturas eran más similares a cangrejos parecidos a pulpos y, en general, poseen rasgos que se asocian con las grandes ballenas en lugar de con los calamares gigantes. Algunos rasgos del kraken se asemejan a las actividades volcánicas submarinas que ocurren en la región de Islandia, incluida el agua burbujeante, las corrientes peligrosas y la aparición de nuevos islotes. En 1802, el francés malacologista Pierre Dénys de Montfort reconoce la existencia de dos tipos de pulpos gigantes en Histoire Naturelle Générale et Particulière des Mollusques, una descripción enciclopédica de moluscos. Montfort afirma que el primer tipo, el pulpo kraken, ha sido descrito por los marineros noruegos y balleneros de América, así como antiguos escritores como Plinio el Viejo. Sobre la segunda categoría más grande, el pulpo colosal (se muestra en la imagen de arriba), se informó acerca de un ataque a un buque velero de Saint-Malo, frente a las costas de Angola.

Montfort luego se atrevió a hacer más afirmaciones. Él propuso que diez barcos de guerra británicos (incluyendo el navío de línea Ville de París) que misteriosamente desaparecieron una noche en 1782 debieron atacados y hundidos por pulpos gigantes. Desafortunadamente para Montfort, los británicos fueron hundidos por un huracán cerca de la costa de la isla de Terranova tal y como se supo a través del relato de los supervivientes del Ville de París. La carrera de Pierre Dénys de Montfort nunca se recobró y murió hambriento y pobre en París alrededor de 1820 (Sjögren, 1980). En defensa de Pierre Dénys de Montfort, cabe señalar que muchas de sus fuentes, para el «pulpo kraken» probablemente describen al verdadero calamar gigante, cuya existencia se probó en 1857.

En 1830, posiblemente influido por el trabajo de Pierre Denys de Montfort, Alfred Tennyson publicó su popular poema El Kraken (esencialmente un soneto irregular), que difundió al Kraken en el idioma inglés con su posición superflua de the. El poema, en sus tres últimas líneas, también tiene similitudes con la leyenda del Leviatán, un monstruo marino, que subiría a la superficie en el final de los días. La descripción de Tennyson aparentemente influyó en Julio Verne que imaginó al famoso calamar gigante en Veinte mil leguas de viaje submarino en 1870. Verne también hace numerosas referencias al Kraken y al obispo Pontoppidan en la novela.

Kraken

La serpiente marina



es el primer criptido en la
historia de la criptozoología en ser estudiado como tal. Su primer avistamiento
data del siglo XVI, pues se dio en 1555 para ser exactos y tuvo lugar en la
costa de Bergen, Noruega. Pero, a lo largo de la historia  se han reportado diferentes avistamientos de
criptidos que comparten características parecidas entre sí. 


Serpiente marina

La primera vez  que se avistó una serpiente marina fue llamada gran serpiente de mar por el naturalista Conrad von Gesner, quien catalogó en una bitácora,  al cripido como una bestia anfibia y la describió con el cuerpo escamoso, de unos 60 metros de largo y 6 de espesor y que habitaba en las rocas de las costas de Begen. Además, poseía una melena y ojos brillantes.   

Otro testimonio aparece casi dos siglos después y es el del luterano Hans Egede, quien registro en un diario que había sido testigo de cómo una gran serpiente marina lanzaba un chorro de agua por su hocico, cuando él viajaba de Noruega hacia Groenlandia, en 1734. Pero una investigación reciente denota que no fue él el testigo, sino su hijo y que el solo transcribió los hechos en su diario, de la siguiente manera:

Vimos un terrible monstruo marino […] la cabeza era más alta que nuestro mástil principal. Tenía una larga nariz en punta, y echaba un chorro como una ballena. Tenía unas aletas grandes y anchas, y el cuerpo cubierto de escamas […] Tenía la forma de una serpiente.

Diario de Hans Egede


Hasta ese momento, los testimonios solo hablaban de avistamientos lejanos y un poco confusos, sin embargo, todos hablaban de serpientes vivas que simplemente se habían visto en costas europeas. No existía otra clase de testimonios, hasta que en 1780 se registraron los primeros avistamientos en Norteamérica, sobre todo en Massachusetts, mediante los cuales se obtuvieron testimonios que hablaban de más de una serpiente marina con características iguales a las descritas por Hans Ehege. Pero, lo que preocupó a los lugareños no fue que se tratase de más de una serpiente, sino que, para 1798, los avistamientos se incrementaron a 113 y para 1817 se habían incrementado a 230.

Para entonces, en Massachusetts, ya se había fundado la Sociedad Linniana de Nueva Inglaterra, cuyos integrantes decidieron poner cartas en el asunto. Se reunieron en sesión extraordinaria y determinaron nombrar a un comité que se concentrase en investigar los avistamientos.

El comité de estudios de la sociedad estaba a punto de llegar a una conclusión, hasta que algunos testigos se presentaron con el presunto  cadáver de una serpiente que, según lo que ellos habían atestiguado, un niño había matado al monstruo. Al final,  el responsable de la muerte del animal no era un niño sino un adolescente de 16 o 17 años, quien mató al animal en defensa propia, pues este lo atacó.

El animal fue identificado, efectivamente, como una serpiente marina, pero, también en su etapa adolescente. Fue descrito con un cuerpo lleno de escamas, que medía 15m de largo y 3.5 de espesor. La melena era oscura y los ojos brillantes no faltaron.

Serpiente marina de Hans Egede

Lo que tampoco falto fueron los curiosos que constantemente llegaron a la sede de la sociedad Linniana de Nueva Inglaterra para ver el cadáver de esa cosa. Ante lo cual, la sociedad decidió armar una rueda de prensa donde, el supuesto animal sería expuesto por primera vez, y de alguna manera, se conseguiría así, la confirmación de la existencia de las serpientes marinas. No obstante, nunca hubo tal rueda de prensa, bajo el argumento de que el cadáver del animal fue robado.

Ahora bien, sin importar que tan real o que tan falso haya sido el reporte del comité de investigación, este hecho y los testimonios son los primeros en esta historia en los que se habla de un ataque hacia los humanos, por parte de una serpiente marina. Pero, no olvidemos que, la fuente de información, incluso para cualquier criptozoologo, en es te caso, es digna de duda.

Serpiente Marina

Después, ya en el siglo XX, se dio el famoso caso Caddy, sobre un barco de una expedición científica estadounidense, realizada en Mar del Plata, Argentina, que, supuestamente, fue atacado por una serpiente marina, lo cual, provocó su hundimiento y la pérdida de vidas humanas. Concretamente, se supo de este caso, dado que tras el hundimiento hubo sobrevivientes, ya que de 50 personas que integraban la expedición, 20 se salvaron y las otras murieron ahogadas o, según testigos, devoradas por aquel supuesto ser.

Al final, se expuso a los testigos como severos casos de demencia, se investigó el hundimiento, pero, se determinó que todo había sido producto de un accidente, pese a que varios sobrevivientes alegaban haber visto un monstruo con cuerpo parecido al de un reptil y cabeza de lobo, algo más parecido a una mezcla entre los monstruos de la mitología guaraní Tuju Jawa y Moi Tupí.

LOS GRANDES SIMIOS

Sasquatch

El Sasquach, Big foot, el Hibagon, el Dueño de los montes, el Yeti, el Yowie, el Abominable hombre de las nieves, el Kunk de los Andes, Chuchuna, Jigou, Harry o como se le llame en cada cultura,  es un homínido cuya existencia ha tenido confundida a la comunidad científica durante años, al carecer de una evidencia contundente sobre su existencia, pero también al no poder argumentar nada sobre su inexistencia. Incluso, hay respetables miembros de la comunidad científica que plantean la existencia de este criptido como una posibilidad (la célebre Jane Goodall entre ellos).

Hoja suvenir emitida en homenaje a Jane Goodall

Básicamente se trata una especie homínida que suele verse en zonas boscosas de determinada altitud, que se ubican en determinadas partes del mundo. Posiblemente sean primos que comparten  características, casi en su totalidad, salvo ligeras diferencias que puedan hacer que sean más adaptables a las diferencias que también hay entre las regiones donde han sido vistos.

Las mencionadas características compartidas son pelo en abundancia, rostro simiesco, gran estatura, gran fuerza, comportamiento simiesco, posible descendencia directa de una especie extinta, grandes pies que le dan el nombre de pie grande en norteamérica, fácil irritabilidad, timidez y un halo de superstición y misterio en torno a cada uno. Pero, las pequeñas diferencias entre ellos podían ser alguna diferenciación en la estatura, la coloración del pelo abundante y el nombre.  Mientras en los países de América del norte existen tribus de nativos americanos que le dan el nombre de Sasquach, los americanos promedio lo llaman Big foot (pie grande) y mientras eso sucede en Norteamérica, los pueblos cercanos a la Cordillera del Himalaya llaman a su supuesto primo Yeti Jigou. Sin embargo, en Costa Rica hay otro primo al que se le llama Dueño de los montes, en Australia se supone que existe el Yowie, en Rusia el Chuchuna, en Japón el Hibagón y en los países cercanos a la Cordillera de los Andes el Kunk.

El Abominable Hombre de las Nieves
Yeti

No se sabe cuándo se dio el primer avistamiento de alguno de estos seres, pero los testimonios dejan historias interesantes, como la que vincula al sasquach con uno de los mejores presidentes que los Estados Unidos  han tenido en su historia: Theodore Roosevelt. Su periodo presidencial duró de 1901 a 1909, pero esto le sucedió antes de ser presidente.

Theodore Roosevelt

Lo que poca gente sabe sobre  Theodore Roosevelt es que escribió un libro titulado The Wilderness Hunter (trad. El cazador de lo salvaje) un libro que no tiene la mayor trascendencia para las personas que no practicamos la cacería, porque es un

manual de cacería. Salvo por un segmento muy pequeño, que llamó la atención de muchos cazadores y de muchos criptozoologos, cuando el libro fue publicado en 1893 y en el cual, Thodore Roosevelt relata una plática que tuvo con un sujeto, cuando fue de cacería a Montana y estaba a punto de cruzar la frontera entre Montana y Wyoming.

Roosevelt estaba en las cordilleras que están cercanas al río Wisdom y notó que ahí vivía un sujeto que el propio Roosevelt describe como un montañés ermitaño. Era trampero, cazador, pero no era un sujeto que hablase mucho ni que tampoco gozase de la compañía de otro ser humano. Pero, en aquella ocasión, por alguna extraña razón, hizo una excepción con Theodore Roosevelt.

Roosevelt estaba hambriento y Nokota, su caballo, estaba cansado, así que se acercó con el ermitaño y le pidió algo de comida y agua para el jamelgo, pero ya estaba oscureciendo y según el ermitaño, era peligroso andar en esa zona de noche. La pregunta que le hizo Roosevelt fue porqué era tan peligroso, después de todo, el que posteriormente fuese presidente de los Estados Unidos, no era un hombre que se asustase fácilmente y la respuesta que el hombre le dio, básicamente fue la narración de una vivencia propia, pero horrible.

La narración de ese hombre, según Roosevelt, arranca describiendo la zona como una zona montañosa y también llena de bosques, es decir, territorio salvaje. Es una zona peligrosa pero ideal paratrespracticas muy comunes en el siglo XIX: la pesca, la caza y la búsqueda de oro. Para 1863, el oro es meramente una leyenda de esa zona, la Fiebre de Oro había iniciado su decadencia, pero aún así, se decía que había tanto oro en Wyoming como lo había en San Francisco, cosa que al final no fue tan cierta, pues el oro era muy escaso ahí. Lo realmente abundante eran las piezas de cacería, es decir la fauna.

Prado y zona montañosa de Wyoming.

Osos, castores, salmones de río, patos y otros animales son muy cotizados entre los cazadores, porque son presas que se pagan muy bien. Son también preseas de las que se pueden extraer muchos beneficios, pero quienes se dedican a darles caza saben muy bien que dichas piezas pierden valor si tienen agujeros de bala, así que las cazan mediante trampas, es decir que son los llamados tramperos, figuras muy importantes en la historia de Estados Unidos y sobre todo del viejo oeste.

En fin, lo importante es que el desarrollo de esas actividades hizo que se poblase esa zona, de cazadores, pescadores y gambusinos, muchos gambusinos que no llegan a fundar una ciudad como en el caso de San Francisco, pero si establecen cabañas por todos lados y se vuelven hombres de montaña. Uno de ellos era ese ermitaño que hablo con Roosevelt, que, por cierto, se llamaba Jim Beckwourth, una de tantas leyendas del Viejo Oeste.

Jim Beckwourth, leyenda del Viejo Oeste.

Beckwourth había ido a esa zona como gambusino, es decir, porque le habían dicho que ahí había oro, pero al llegar a esa zona se dio cuenta de que no era así y que las pocas minas que había de oro, no producían más. Sin embargo, también se dio  cuenta de que la caza en Wyoming daba buenas ganancias e incluso los castores se comercializaban muy bien, así que decidió convertirse en trampero. Pero cierto día pasó algo que nunca iba a olvidar.

Un compañero suyo, trampero experto en cazar castores, le propone ir a poner trampas a las orillas de un arroyo que  él conocía y cazar algunos castores. Suben a una montaña para tal empresa y se quedan uno o dos días (el relato no es exacto en ese sentido). Pero habían llegado a un lugar sumamente tranquilo y de hecho, en la actualidad se incorpora ese sustantivo a todos los nombres de lo que hay ahí, como el River calm, Calm forest, etc.

Sin embargo era un lugar donde había ocurrido un incidente terrible, pues al salir de caza, después de establecer el campamento,  en determinado lugar, concretamente a 2 km del propio campamento, encontraron el cuerpo de un cazador destrozado, su campamento también destrozado, huellas en el piso, pero estas eran muy extrañas.

La victima ya había muerto, le dan una sepultura clandestina, y de inmediato se ponen a ordenar el campamento y a hacer rapiña, es decir, a llevarse cosas que le pertenecían al muerto y que, según ellos, podían necesitar. Pero una vez hecho esto, lo que les llamó la atención fueron las huellas que parecían ser de un oso, pero no eran de un oso. Entonces, al llegar a esa conclusión,  decidieron averiguar qué era lo que había atacado al cazador.

Huella de el Yeti

Uno de ellos comenta que le parece curioso que ese oso o lo que haya sido aquel animal, solo caminaba en dos patas. Pero no le dan importancia ni al comentario ni al hallazgo y después de cargar con lo que les hacía falta (provisiones, herramientas, etc.) siguieron su camino y lograron poner trampas como buenos tramperos que eran. No obstante, la tentación no los dejó en paz.

Horas más tarde, regresaron a su campamento, cenaron, se fueron a dormir en sus rudimentarias tiendas instaladas en un claro, lo cual es importante tener en cuenta, ya que en un claro de una zona boscosa, es más sencillo que se escuche cualquier ruido. Pero, al parecer, fue precisamente eso lo que despertó a  Jim Beckwourth: un ruido.

Como buen desollador siempre llevaba una navaja con sigo, entonces, al escuchar ese ruido rápido apresta su navaja, se quita el cordel de una de sus botas, y con el amarra su navaja, a una rama, para improvisar alguna especie de lanza, algo así como una pica. Pero de inmediato algo llama su atención y no era una imagen o un sonido, sino un hedor, pues un olor penetrante y nauseabundo, pero más que nada comparable a la orina de varios animales.

De inmediato Jim Beckwourth se incorporó tomó su improvisada arma, salió de su tienda y con la tenue luz de la fogata que su compañero había hecho para calentar la cena y calentarse a sí mismos, pudo ver una figura humanoide, aparentemente cubierta de pelo, pero que no podía ser un ser humano. Era un ser con una estatura anormal, muy grande, al que Jim Beckwourth no dudó en lanzarle su arma, a lo que el monstruo no reaccionó y por ende fue herido por la navaja del trampero, a lo que la creatura lanzó un bramido combinado con un rugido, en fin, un ruido muy extraño que denotaba dolor, pues el trampero lo había herido. Tras emitir ese sonido, la creatura toca retirada, y los demás se despiertan y alcanzan a ver como se aleja, y no comprenden lo que paso. A la mañana siguiente, no pudieron negar lo que vieron, desmontaron todo y se fueron.

La narración se trunca ahí, sin embargo, años más tarde Theodore Roosevelt dijo que, al recordar eso, Jim Beckwourth temblaba y lo recordaba con mucho temor, como si hubiese sucedido realmente. De ser así, el testimonio de Jim Beckwourth es el primero del que se tiene registro en la historia, sobre un encuentro con pie grande y Theodore Roosevelt, fue el primero en registrarlo.

5 respuestas a “LA  CRIPTOZOOLOGÍA”

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